En los últimos años, y bien sea por su aparición en las noticias de los medios de comunicación o por haber sufrido sus picaduras, el público en general se está familiarizando con la Chinche de la cama, Cimex lectularius.
• La chinche de la cama puede vivir en cualquier lugar, no solo en hoteles y casas particulares, hallándolas en autobuses, trenes, cines y en general en cualquier lugar donde este el ser humano.
• No habitan solo en las ciudades, aunque su incidencia es tres veces superior en las zonas urbanas que en las zonas rurales debido a factores tales como un tamaño de población más grande y el aumento de la movilidad, que son propicias para la propagación rápida y cría de chinches de cama.
• Las chinches de cama son muy resistentes, pudiendo sobrevivir durante varios meses sin alimentarse de sangre. Por tanto pueden perdurar en muebles, bolsas y maletas durante mucho tiempo hasta que están cerca de un huésped humano otra vez. Además, resisten temperaturas de hasta – 50ºC siendo con frecuencia necesario un control profesional para tratar una infestación.
• Las chinches de cama son inteligentes. Su instinto de supervivencia hace que permanezcan fuera de la vista durante el día, escondiéndose en la grietas de colchones, somieres, zócalos, etc. y cuando llega la noche, guiadas por el dióxido de carbono que exhalamos, localizan a su alimento.
• Su mordedura no despierta al ser humano, debido a que los componentes de su saliva actúan como un anestésico y favorecen el aumento del flujo sanguíneo en el punto de la picadura, haciendo el proceso de alimentación rápida y casi sin dolor. Después de alimentarse, la chinche vuelve a su refugio y se oculta durante 5-10 días, durante los cuales digiere el alimento, se reproduce y pone huevos.
Añadido a todo esto, es importante conocer la resistencia que posee la chinche de la cama a los insecticidas, motivada por diversos mecanismos desarrollados por el insecto como son:
• Variaciones en su comportamiento, esquivando las zonas donde se han aplicado insecticidas.
• Reducida posibilidad de penetración del insecticidas en el insecto, por la peculiar estructura de su cuerpo
• Perfeccionamiento de sus niveles metabólicos que consiguen la descomposición de las toxinas (como son los insecticidas), en formas menos toxicas.
• Desarrollo de insensibilidad a los insecticidas en dos líneas. Por un lado generando mutaciones resistentes a los biocidas que actúan sobre el sistema nervioso y por otro con la evolución y modificación de la acetilcolinesterasa combatiendo a los insecticidas que actúan sobre ella.